Otro misterio cotidiano

Tenía tiempo sin encontrarme personajes en el camino, esos que te llaman y te responden, como una cuarta yod: aquél salta, inflexiona y desaparece (chiste malo de letrada).

Hace unos pocos días, al salir temprano de la universidad, decidí que debía tomar la camioneta de Chacaíto e irme a mi casa, así que subí y me senté en uno de los puestos de atrás. Un viejito, se sentó a mi lado y así, mientras escuchaba algo de Jamiroquai y torturaba mi cabeza con sucesos políticos, transcurrió la mayor parte del viaje y las colas.

Cuando ya estábamos llegando, el señor éste me saluda y me pregunta qué es lo que llevo puesto; lo que llevaba era un Ala budista, un collar que utilizan los budistas para orar en sus reuniones; así que le explico más o menos el significado de éste, de modo que sucede la siguiente conversación:

-Disculpa, ¿me puedes decir qué es lo que llevas puesto?-
-¿Esto? - señalando el collar -es un Ala budista, lo usan los budistas para rezar.-
-Ahh... ¿y ustedes los budistas hacen levitaciones, meditan y eso?-
-Bueno, si meditamos, pero yo creo que incluso eso es más personal que religioso...-
-Ahh claro, te entiendo, ¿y ustedes creen en Dios?
-Bueno podría decirse, Dios no es una entidad como tal sino que se encuentra disperso en el mundo, está presente en todo y por eso le oramos al universo.-
El viejito se sonríe:
-Ahhh... muy interesante, ¿y tu que piensas de lo que pasa en el mundo?-
-Con respecto a qué?
-Bueno, las muertes, las guerras, la violencia, todas esas noticias que salen por ahí-
-...pues supongo que es preocupante hasta cierto punto pero cada quien tiene su lugar y su misión ¿no?-
-Pero ¿qué harías tu para mejorar eso?
-Bueno, la verdad es que cada quien debe aprender por su cuenta, porque muchas veces pasa que aunque uno quiere a alguien y desea ayudarlo o ayudarla esa persona no puede ver más allá y sólo aprende cuando se golpea... en todo caso trataría, no de intentar cambiar a una persona, sino de estar presente para que una persona se descubra y se cambie a sí misma.
-...Lo que tu irredias... irradias?-
-Irradias?-
Y el viejito sonriendo:
-Sabes qué? Tu... irradias algo muy bonito, muy bonito. Eres una persona muy, cómo se dice, fresca, no se ve pero se siente cuando se está a tu lado, por eso eres como el viento ¿sabes?
-... jeje... gracias...-
-Guárdame en tu memoria-

Y entonces aquél señor se levantó, se bajó del autobus y desapareció de mi vista.