Se viene encima

Siempre es dificil entender Danielle. Esta necesidad que tengo hoy de escribirte no es más que uno de los tantos esfuerzos que hago por comprender lo que sucede. No hace falta que me lo digas, aún intento convencerme de que ya hace tiempo que dejé de hablarle a él, a ese cuyo nombre no quiero pronunciar ya más. El nombre es una especie de conjuro Danielle, tu y yo lo sabemos, que no es casualidad que ciertos nombres nos persigan toda nuestra vida porque insistimos en intentar convencernos de que ya hace tiempo dejamos de pensarlos.

Love over this dice la canción, ¡hasta cuando tendremos que seguir en esta espiral de incertidumbre! Si no amáramos todo lo que desconocemos no estaríamos en esto. Cataplum, una noche se te cae encima toda esa montaña que una vez montaste con herramientas desconocidas que cumplieron su función y se fueron; y asi se va: todo un terremoto, un deslave, un cataclismo y, como si nada, al día siguiente toca de nuevo la esperanza y te pone como tonta. Así nada más, de la noche a un día de un día a la noche.

Evidentemente ahora sabes el motivo de mi carta. Anoche tocó de nuevo a mi puerta la malhadada esperanza que escogieron para mi. Soy una tonta Danielle, no sé como salirme de mis propios líos, la niebla que rodea a este ser, cuyo nombre no quiero decir, pero tu intuyes, me impide salir... tengo una necesidad tan grande de verlo todo claro antes de irme !! ¿Cómo entender que nunca estará claro? Tu siempre has sabido entender más que yo todo lo que sucede aqui, no me llames pendeja; yo sé, es todo mi culpa, yo misma me embarré cuando tenía a menos de un metro la salida. Sabes muy bien que a veces necesito de cruentas dicotomías para salir del paso. Toda la magia que tiene un si y un no se esconde detrás de esa gran muralla que la gente llama responsabilidad.
Mundo loco, gente loca ¿a qué vivimos jugando?

Gracias. A veces no sé que haría sin tu silencio.