Así son, tristemente, las cosas.

¿Cómo entender lo que realmente sucede en Venezuela?

Primero que nada aqui hay que extirpar de raíz este nuevo fanatismo que se ha creado. Aqui la política funciona como una eterna adoración a alguna estrella del rock que, para fortuna de todos, llegó a presidente para alegrarnos la vida con su música. Basta apenas una palabra para que la gente termine de olvidar el hambre y sucumba ante la retórica barata de esperanzas que nunca llegaran a ser.
Esta también es la causa de que gran cantidad de gente fuera del país le siga el juego al gobierno venezolano. Ya era hora -pueden pensar- de que se gestara un verdadero comunismo, el mundo está listo para volver a intentar este sistema- Equivocación fatal: el mundo no estará nunca preparado para enfrentar estos sistemas, el ser humano es aún demasiado suceptible a la corrupción; peor aún las sociedades caminan cada día más hacia un individualismo bárbaro. Fallo en la comprensión de los móviles universales.

A mi entender el ser humano hace rato que perdió toda fe en lo divino y espiritual. Vivimos como en la roma de Virgilio, "La gente ha olvidado sus dioses". O mejor sería decir que la gente ha creado nuevos y más satisfactorios dioses quienes, como un mal padre, les concede todo sus deseos.

La política de Venezuela es una bomba de tiempo montada. La esquizofrenia no implica una mala retórica. Desgraciadamente también hemos perdido nuestros valores (curiosamente aqui la gente es "religiosa"), la fortuna de vivir en un país petrolero se tornó una gran desgracia cuando no supimos entender lo que significaba.

Es totalmente cierto. Aqui el venezolano termina por hacer lo que le da la gana. Las reglas se han hecho para romperse y para burlarse del que las cumple. Romper las reglas nos hace poderosos; y ¿Quién las hace cumplir? Otro par de señores que también tienen todo el derecho de hacer lo que se les da la gana y así es como vivimos: ante una señal que delimita una fila, nos preguntamos aún si acaso tenemos que hacer la fila realmente, porque no concebimos la razón de que haya sido puesta allí. Era infinitamente más común entrar a las patadas, sálvese quien pueda, al vagón del tren.

No todo es negativo por supuesto, habría falta hablar de todo lo bueno que ha mostrado el venezolano, pero, desafortunadamente y, si la realidad actual fuera otra, no podemos hablar de ello. Porque son estas ganas de guachafita, de dinero fácil, de fiesta, marcha y musiquita lo que nos trajeron ciegamente ante esta situación. Cuando empiecen las restricciones, cuando empiece la verdadera represión entonces todos habremos aprendido una buena lección (y aún así, al igual que con Hittler, habrán unos cuantos pendejos que con el pasar del tiempo se dirán "Qué heroe tan grande").

¿Qué es lo que se nos viene encima?
El que quiera ver que vea.