El almendrón y el circo Blablabla
La verdad es que me cansé de los personajes malvados. De este sistema malfuncionante, ridículo, de la hipócrita representante que vela por su propio bien, de una profesora que se entretiene dos horas hablando del Almendrón, de que San Sebastian es patrono de los gays, de cómo la vida se pasa y se pasa y se pasa... y no podemos seguir perdiendo el tiempo ¿Qué fuck tiene que ver un Almendrón con la imagen del hombre en la literatura?
El seminario es una cosa tibia ahí que nunca se ha sabido qué es pero que a todos nos tranquiliza pensar que lo sabemos. Al final terminamos desenmascarando el asunto. El almendrón no es el almendrón, es la historia de un relleno imprescindible justificado en la novedad de los métodos de enseñanza actuales.
Entonces pasas de la primera clase y ya es inevitable observar el relleno en el resto. El aserrín que se cuela en Filología, el cartón que se mastica en Literatura Venezolona, los tres kilos de anime esparcidos en un seminario.
Cuando abrimos los ojos hemos pasado la mitad de nuestra vida en rellenos, en cosas a las que se le teme llamar basura, porque no queremos sentirnos vacíos, o peor, llenos de los almendrones que otros ensartan en sus discursos.
Por eso es mejor terminar de autodidacta, en todo caso, es preferible a ser un niño que quiere un caramelo rojo y llora porque le dieron el verde. Porque es en estos casos cuando alguien decide que el asunto tal no es x sino y y porque de repente deja de existir el resto del alfabeto. Ahí es cuando surge un conflicto absurdo, lleno de lágrimas y sentimientos encontrados.
¡Triste circo de globos!
El seminario es una cosa tibia ahí que nunca se ha sabido qué es pero que a todos nos tranquiliza pensar que lo sabemos. Al final terminamos desenmascarando el asunto. El almendrón no es el almendrón, es la historia de un relleno imprescindible justificado en la novedad de los métodos de enseñanza actuales.
Entonces pasas de la primera clase y ya es inevitable observar el relleno en el resto. El aserrín que se cuela en Filología, el cartón que se mastica en Literatura Venezolona, los tres kilos de anime esparcidos en un seminario.
Cuando abrimos los ojos hemos pasado la mitad de nuestra vida en rellenos, en cosas a las que se le teme llamar basura, porque no queremos sentirnos vacíos, o peor, llenos de los almendrones que otros ensartan en sus discursos.
Por eso es mejor terminar de autodidacta, en todo caso, es preferible a ser un niño que quiere un caramelo rojo y llora porque le dieron el verde. Porque es en estos casos cuando alguien decide que el asunto tal no es x sino y y porque de repente deja de existir el resto del alfabeto. Ahí es cuando surge un conflicto absurdo, lleno de lágrimas y sentimientos encontrados.
¡Triste circo de globos!
Comentarios